A lo largo de la historia cada vez que
el "sistema" de poder intentaba acabar con los ciudadanos
siempre se producía una revolución sangrienta. Recordemos sin ir más lejos qué pasó
en "La Bastilla".
Pero la evolución del ser humano es
constante y en la actualidad los métodos pueden ser mucho más
refinados.
La "ley" siempre está de
parte del "sistema", pero siempre hay flecos, errores,
rendijas por donde se pueden colar las "hormigas".
Cómo una simple rendija puede dejar
pasar a miles de hormigas en una estancia y entre todas con un enorme
trabajo de cada una, sin parar son capaces de mover masas que
parecían imposibles.
¡Podamos! (¡indignaos!)
En un momento determinado, miles de
personas despertaron de un largo letargo. El
15M
fué como la alarma de un despertador matinal que te induce a
levantarte porque es tu deber. Fué como una forma de entender que
había que hacer algo. Cuando Hessel publicó “Indignaos” actuó
de despertador y gracias también a Sampedro, la primavera del 2011
fué el amanecer de una nueva revolución con un estilo propio que
años más tarde se constituyó como un modelo exportable a otros
países también dormidos. Ya en febrero la ley “Sinde” aprobada
en el senado marcaba un “matrimonio” PPSOE que no se escondía
para nada y que dejó estupefactos e indignados a muchos ciudadanos.
Ante tanta corrupción moral y
económica sólo cabe la indignación. Cuando la mayor parte de la
riqueza de un país está en manos de unos pocos que no son
precisamente los que la producen se origina una herida que acaba
siempre infectándose con un odio ciertamente entendible. Si además
esa riqueza se esconde en paraísos fiscales y los ciudadanos
comienzan a pasar penalidades, la indignación siempre acaba en
rebelión.
Así que comienza un proceso mediante
el cual se ponen las bases para probar un modelo en Europa y Madrid
primero, y Barcelona más tarde, junto con Sevilla, Valencia,... son
los centros operativos sobre los que las primeras células emergen en
una organización pacífica y muy inteligente. Con el epicentro en
Sol, un terremoto que mueve a miles de universitarios, jubilados, intelectuales, bohemios, trabajadores,..., personas normales con una vida normal, pero
que por el hecho de tener ideales y manifestarlos son llamados
“perroflautas”. Son el germen de una nueva sociedad en la que se
busca algo que puede no ser una utopía: LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA.
Mediante una estructura basada en
involucrar a todos los ciudadanos de forma impersonal se establece
una red de redes. Gracias al software libre y a la aportación
voluntaria de muchos hackers y de algunas tarjetas de cédito, los
servidores aumentan los contenidos, la información fluye y se
distribuye con una eficiencia envidiable para ser un sistema de
“voluntarios”.
Anonymous se interesa y apoya el
proyecto. Vienen de otros países como USA para aprender y tomar nota
de cómo poner la misma experiencia en sus sociedades y lo intentan.
Durante tres años el movimiento
permanece en el anonimato debatiéndose entre si se comienza a
poner nombre y se da un paso adelante o no. Comienzan los bailes de
nombres como DRY (Democracia Real Ya). Se buscan asociaciones que
colaboren para “legalizar” ciertos procesos, pero siempre es
complejo. De los primeros pasos dados por los partidos como el PDI surgen otros, y
algunos como el Partido X llega a tener cierta popularidad entre la
gente afin al movimiento.
¡Podemos! (¡reacciona!)
Otra señal en el 2011 llegaba desde
Islandia. Podemos llevar a un presidente corrupto a la cárcel.
Podemos enjaular a los banqueros que han hundido nuestro país. Sí,
Islandia es un país pequeñito, pero ha dado una gran lección al
mundo. Alguno de los activistas que propiciaron ese “milagro”
vinieron a España a explicarlo.
Después de tres años de trabajo
parece que se va consolidando el movimiento y se ve claramente que el
sistema comienza a blindarse con nuevas leyes como la nueva Ley de
Seguridad Ciudadana.
Un grupo de personas que podrían etiquetarse
como intelectuales deciden que ya está bien de esperar y proponen
un proyecto. Lo presentan en Lavapies y comienzan a distribuirse
emails. Es firmado por decenas de miles de personas en tan sólo unas
horas. A partir de ahí, todo fué vertiginoso. Había que hacer unas
listas y el vehículo era Internet. Todo tenía que ser rápido y se
improvisó lo mejor posible, pero se consiguió llegar a unas
elecciones europeas que no significaban gran cosa en los objetivos
finales pero que era el test necesario para poner o no en marcha todo
un proceso mucho más ambicioso. Sin dinero ni opciones a créditos
hubo que tirar de la generosidad de los ciudadanos y gracias a ella
todo fué posible.
Muchos analistas políticos en el mundo
se preguntaban cuánto más iba a tardar en surgir un movimiento
político nuevo en España. Les parecía muy extraño que con el
panorama reinante no surgiera una nueva fuerza política con fuerza.
Dos partidos mayoritarios unidos siempre contra el ciudadano
(recordemos leyes como la “Sinde”, su negativa durante sus
gobiernos a la dación en pago,...), y sin embargo siempre los más
votados, alternándose el poder a nivel nacional y en casi todas las
comunidades.
Realmente el sistema funciona
perfectamente. Por un lado muchos medios de comunicación marcan las
tendencias. Por otro lado un sistema educativo que se encarga de
“adiestrar” ciudadanos pasivos, que no piensen más allá de los
recorridos de las parábolas de un balón de cuero. Una “democracia”
que en realidad es la herencia de un dictador con una fachada muy
bonita pero con una letra pequeña alejada de la realidad actual.
Importantes empresarios en la sombra
pero que mueven como a marionetas a los representantes del pueblo y
cuyos premios siempre van relacionados con puestos de consejeros en
sus grandes empresas.
Durante un período en el que no hay un
sólo gobierno autonómico que escape a la corrupción, donde los
sobres de dinero negro llevaban nombres de los más altos cargos del
gobierno, donde la propia corona se ve envuelta en casos de
corrupción, un pueblo legendario se refugia en la esperanza de
volver a ser campeones del mundo en Brasil, y sí, acaban siendo
campeones en Europa en corrupción, campeones en Europa en paro
juvenil,...
El partido en el gobierno comienza a
sentir pánico y ya plantea modificar leyes importantes como la Ley
electoral. Algunos de sus dirigentes ya no se atreven a hablar. Las
dudas sobre su futuro les corroen.
El otro partido en la alternancia
cíclica y a veces parece que pactada también siente pánico y
decide buscar nuevos rostros atractivos y mostrarlos en el “Hola”.
Es hora de “renovar”, eso sí, con los pactos bien firmados y
maquillan un cambio, aunque todo sigue igual porque las federaciones
siguen sin evolucionar.
Los sindicatos también sienten pánico
porque los movimientos ciudadanos les dan la espalda. Salen a la luz
facturas escandalosas de comidas, maletines, camiones de papel para
una fotocopiadora de sobremesa, cursos en los que los alumnos son
siempre los mismos, a veces los empleados de las academias que les
siguen el “rollo”, o simplemente cursos que no se imparten y se
pierden los justificantes,es decir, corrupción, más corrupción. Y
sienten que ya no son tan necesarios para “controlar” los enojos
ciudadanos y eso puede conllevar la grave limitación de “premios”
como esas partidas millonarias pactadas cada año a tres bandas.
¡Pudimos! (¡comprometeos!)
El sistema estaba bien diseñado,
parecía que no había errores, pero apareció una grieta.
Imaginemos un edificio. Para
simplificar imaginemos dos pisos. En el superior se encuentran los
poderosos, aquellos que están en la sombra, realmente los que
gobiernan, en salas lujosas llenas de refinados controles desde donde
manejan todo, pero todo, absolutamente todo.
En la planta baja se encuentra una sala
con una urna en el medio. Dentro de la urna se encuentra una materia
gris, es la voluntad de un pueblo, presa en una caja de cristal.
Alrededor, en la sala se encuentran los altos representantes del
pueblo (presidentes, ministros, directores generales,...). Todos
tienen un puesto de trabajo con controles que dependen de los de la
planta superior. Todos tienen la responsabilidad de vigilar esa urna,
que no se mueva, que siga siempre ahí, cautiva.
En el exterior del edificio y rodeando
el perímetro se encuentran muchos individuos armados, algunos
uniformados y otros no. Su misión, que nada se mueva, que nadie
pueda entrar ni salir del edificio si no tiene la autorización de
los individuos de la planta superior.
También en el exterior se encuentran
dispersos millones de seres. Son personas, mejor dicho, eran
personas, pero con el tiempo han ido decreciendo tanto que ahora son
como pequeñas hormiguitas.
Cada vez que había un temblor, un
pequeño terremoto (como los del 15 de mayo, 15 de octubre,...)
aparecían pequeñas grietas en las paredes del edificio, pero como
eran inapreciables a simple vista nadie les daba importancia.
Un buen día, unos jóvenes
“exploradores” del tipo “hormiguitas” descubrieron una
pequeña rendija y se dieron cuenta de que podían entrar por ella. Y
lo hicieron y vieron la urna y entendieron su significado. Con su
conocimiento y talento identificaron las coordenadas y se fueron.
Organizaron un sistema de comunicación tan eficiente que
compartieron esa información rápidamente entre los millones de
“hormiguitas” que poblaban aquella tierra gris.
Cada cuatro años se encendían todas
las luces de aquel edificio y se oían risas, música, oradores que
se entusiasmaban unos a otros y los vigilantes podían beber y
festejar sin límites. Era un día singular y se anunciaba la fiesta con
antelación. Pasó un tiempo y llegó ese día.
El comité de comunicación de las
“hormiguitas” lo tenía todo dispuesto. Cuando comenzó la
esperada fiesta millones de “hormiguitas” se alinearon en una
estructura vectorial frente al edificio. Con un orden riguroso las
primeras filas fueron entrando por aquella pequeña grieta formando
columnas que trepaban ya por las patas de la mesa que sustentaba la
urna. Durante horas, aquella sala estaba sin vigilancia porque todos
estaban celebrando sus “triunfos” pasados y futuros. Al cabo de
unas horas, aquella urna comenzó a moverse, parecía tener vida
propia y se deslizó hasta el extremo de la mesa. Un último esfuerzo
de aquella masa colectiva, todos a la vez, la impulsaron al vacío.
Fué una explosión. Aquella materia gris se fué liberando y fué
absorvida por todas aquellas “hormiguitas”.
¿Que qué pasó?
Pues el final te lo imaginas tú. Yo
simplemente te digo: “aprovecha ese pequeño resquicio antes de que
lo sellen, que ya están en ello”.
NOTA: Este “artículo”(por llamarlo de alguna manera) es fruto de
mi imaginación, y se ha producido en una calurosa noche de verano en Madrid, con la
influencia de una rebosante luna casi llena y una paz iluminada por
miles de estrellas. Así que nadie se preocupe. Sólo soy una “hormiguita” más.